El mundo se ha transformado significativamente durante los últimos años. La digitalización ha permitido crear un mundo conectado y globalizado, pero también ha comportado nuevos riesgos para las compañías, que ven un contexto más volátil plagado de peligros. Ana Reboiro, senior manager en la división de banca y seguros de la consultora Robert Walters, explica que han surgido nuevos riesgos, como “los ciberataques, el robo de datos, los cambios en los hábitos de los consumidores, un crecimiento económico incierto, las incertidumbres geopolíticas y la inestabilidad social”, que amenazan a las compañías.
Es por eso que el perfil del risk manager o gestor de riesgo está de moda y alza en compañías de muchos sectores. Según Olivia White, directora del McKinsey Global Institute, “la gestión de riesgos se ha convertido en un imperativo” porque “las empresas necesitan evitar o anticipar y gestionar un abanico de disrupciones más amplio que nunca”.
El perfil del gestor de riesgos, como cuenta Reboiro, encuentra su nacimiento en el sector financiero “donde se encarga de analizar y valorar los riesgos financieros, tanto internos como externos, de una empresa”. No obstante, apunta a que “se puede extender a cualquier otro sector o área de especialización, ya que hoy en día las organizaciones requieren de una posición donde se evalúen posibles factores que puedan afectar a la estrategia de negocio”. En ese sentido, no es extraño ver compañías de otros sectores, como por ejemplo Mercedes-Benz en el automovilístico, con un equipo de gestores de riesgo.
El trabajo del gestor de riesgo
Pero, ¿cómo trabaja un risk manager? Sara Fernández, risk manager en Hipoges, una plataforma del sector de la gestión de activos, detalla que “nosotros creamos un mapa de riesgos que pueden surgir a partir del propio desarrollo de nuestra actividad”. “Empezamos con un top risk y a partir de ese definimos riesgos de menor impacto. Es un poco teórico, pero es importante empezar por ahí para definir las bases para disponer de un código de conducta y un plan de contingencia”, añade.
Fernández pone como ejemplo la ley de protección de datos. “Un incumplimiento puede tener varias consecuencias, que pueden ir desde el 10% de la facturación de la compañía hasta que te quiten la licencia de actividad”, expone. “Como tenemos muchos clientes, hay que hacer un control importante de cómo se tratan los casos y se recogen los datos”, argumenta. “En este caso, en el mapa de riesgos tendrás varios problemas derivados de esta norma, como su incumplimiento o una mala protección de datos. A partir de ahí creamos una política efectiva de protección de datos”, añade antes de resumir: “Buscamos riesgos y diseñamos soluciones y medidas para que este evento de riesgo no se materialice”.
Entre las explicaciones de Reboiro y Fernández se puede crear un perfil muy claro del aspirante a este cargo, que, según la primera, “se encuentra una banda salarial de entre 70.000 y 80.000 euros brutos anuales”. Para Reborio, un gestor de riesgo “debe tener formación financiera, ya sea una titulación en Administración y Dirección de Empresas, en Economía, Contabilidad, Finanzas, Auditoría… además de conocimientos en matemáticas y estadística, dominio del software específico de análisis y visualización de datos, capacidad de resolución de problemas y habilidad de negociación”.
Fernández añade otra característica clave. “Deben ser personas muy flexibles y con una capacidad de adaptación muy alta. A veces hemos visto perfiles muy expertos en un área que no son capaces de ahondar en la operativa de la empresa. El risk manager hace un poco de todo, sabe cómo se desarrollan todos los procesos de la compañía”, dice. “Trabajamos mano a mano con los equipos especialistas y participamos en toda la empresa”, acaba.
Un perfil al alza
Como muchas otras tendencias, las compañías norteamericanas han marcado el ritmo acerca del auge de los perfiles de control de riesgo. Según un informe de MGI, este año la demanda de empleo de perfiles relacionadas con la gestión del riesgo crecerá en Estados Unidos el doble de rápido que el empleo general. Según el mismo documento, el año pasado la tasa de paro de este tipo de cargos era menos de la mitad que la tasa general estadounidense, hecho que demuestra que hay cierta escasez de trabajadores de este perfil.
Reboiro anticipa que, debido a la naturaleza de este cargo, el trabajador ideal debe “adaptarse conforme a los cambios naturales del tiempo empresarial, formándose y adquiriendo nuevas responsabilidades con el fin de enfrentarse a factores que puedan afectar a la estrategia de negocio de sus compañías”. “Es por ello”, dice, “que cada vez habrá más perfiles específicos a la posición dada la importancia que está adquiriendo actualmente”.
Fuente: elpais.com
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